
Cuando vi el anuncio de Mario Hernández x Disney, me emocioné.
No sé si les pasa, pero a mí este tipo de noticias me genera ansiedad… de la buena.
Esa sensación de querer ver ya la colección, de imaginar con qué nos va a sorprender la marca.
Porque más allá del titular, hay algo profundamente simbólico:
una marca colombiana de lujo, de esas que hemos visto construir país con esfuerzo, pasión y oficio, lanza su primera colaboración con Disney.
¡Y con Mickey!
¡Con MICKEY!
No es poca cosa.
Debería ser orgullo nacional.
Pero, claro, una vez pasa la emoción inicial, llega mi lado analítico, ese que no puede evitar mirar más allá de la superficie.
Y ahí empezó la reflexión.
“Sueños”: la primera cápsula de la colaboración Mario Hernández x Disney
La colección abre con Sueños, inspirada en los primeros bocetos de Mickey.
Colores neutros, cuero impecable, trazos en blanco y negro.
Súper coherente con el ADN de Mario Hernández: sobrio, elegante, artesanal.
Y aquí hay un detalle interesante:
la marca no abandonó sus íconos clásicos —al contrario, los usó como lienzo para integrar a Mickey.
Los estampados, herrajes y patrones tradicionales de la marca se mezclan con la silueta del personaje, como si ambos mundos intentaran encontrarse a mitad de camino.
Eso, a mi modo de ver, fue una decisión inteligente: un gesto de respeto hacia su cliente de siempre, que reconoce los códigos de la marca aunque el personaje sea nuevo.
Pero también deja un espacio abierto: el de ir más allá de la simple coexistencia visual.
Porque una cosa es poner a Mickey sobre el ADN de la marca, y otra es dejar que Mickey intervenga ese ADN, lo cuestione, lo transforme.
Ahí está el potencial creativo que todavía puede explorarse en las próximas cápsulas.
Todo está bien hecho, sí.
Pero no hay un gran salto creativo.
Y cuando el lujo se cruza con la cultura pop, ese salto es justo lo que hace que las cosas brillen.
Lo visual: bello, pero prudente
Me acordé de la colaboración de Coach con Mickey y Disney, en 2016.
Mismo personaje, otro lenguaje.
Coach jugó con el humor, la ironía, el formato: bolsos con orejas integradas, chaquetas con Mickey rebelde, actitud neoyorquina total.
Era una mezcla de sofisticación y descaro.
Era lujo que se atrevía.
Mario Hernández, en cambio, se quedó en el homenaje.
Respetuoso, nostálgico, bonito.
Pero demasiado correcto.
Y creo que ahí hay una oportunidad enorme.
Porque cuando tienes a Mickey y al lujo colombiano en la misma frase… el límite solo debería ser la imaginación.
Entre lo clásico y lo nuevo: construir puentes, no brechas
Es evidente que Mario Hernández x Disney quiere acercar la marca a un público más joven.
Y eso está bien.
Las marcas que trascienden son las que evolucionan.
Pero pasar de la marroquinería clásica a Mickey Mouse no es un cambio pequeño.
Y siento que, de alguna manera, la marca se saltó algunos pasos en esa transición.
Hay una brecha entre el cliente de siempre, fiel, adulto, sofisticado, y el nuevo público al que quieren llegar, más emocional, digital, espontáneo.
¿Cómo se podría cerrar esa distancia?
Con relato.
Con coherencia visual.
Con experiencias que conecten generaciones.
Por ejemplo:
- Un Mickey reinterpretando los íconos de la marca (¿te imaginas el monograma intervenido?).
- Historias en video del Mickey “aprendiendo del lujo colombiano”: visitando el taller, con los artesanos, descubriendo el proceso detrás del cuero.
- Experiencias en tienda que celebren la mezcla: padres e hijos personalizando juntos una pieza, vitrinas que evoquen el viaje entre nostalgia y diseño.
Así, el mensaje no sería “Mario Hernández se volvió pop”, sino “Mickey aprendió a soñar en cuero”.
Y esa historia… tiene alma.
Donde puede pasar la verdadera magia: el punto de venta
Si hay un terreno donde esta colaboración puede brillar de verdad, es en el retail.
Disney es experto en crear experiencias, y Mario Hernández domina el arte del detalle.
Si logran llevar esa magia a sus tiendas y pop-ups, pueden crear algo increíble.
Imagino vitrinas vivas, llenas de movimiento y narrativa; espacios que te cuenten cómo se hizo cada pieza; talleres donde el cliente participe; merchandising que te haga sentir parte del cuento.
Eso sería hacer vivir la colaboración.
Y eso, al final, es lo que convierte una colaboración en una historia poderosa dentro del retail.
En resumen: Mario Hernández y Disney, una alianza que emociona y reta al lujo colombiano
Mario Hernández x Disney es, sin duda, un sueño hecho realidad.
Pero como todo sueño, aún tiene espacio para despertar.
Es un paso gigante para el lujo colombiano, una noticia que emociona, y un punto de partida para construir algo aún más grande.
Porque cuando el diseño colombiano se atreve a soñar, y además, a diseñar sin miedo, puede hacer magia de verdad.
Yo, por lo pronto, me quedo con orgullo… y con curiosidad.
Por ver qué trae Amor, Magia y Aventura.
Y por ver cómo esa fantasía se traduce en las tiendas.
Porque si algo me emociona de verdad, es pensar que esta historia, más que una colección, puede ser el inicio de una nueva manera de contar el lujo en Colombia.
Y que Mario Hernández x Disney sea apenas el comienzo de algo aún más grande.
Lina González
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